En 1939, existían unos 15.700.000* judíos en el mundo. Tras la Segunda Guerra Mundial, este número había alcanzado la cifra de 18.000.000** Lo que significa que de los 15.000.000 de judíos originales en el planeta antes de la conflagración, 6.000.000 fueron gaseados, quedando vivos 9.000.000. Por lo tanto, la población judía del planeta fue capaz de crecer y ¡doblar dicha población en menos de nueve años! ¡Semejante milagro astronómico sorprendió tanto a biólogos como a médicos de niños en todas partes!
De buen principio se habló de seis millones, de los cuáles 4.000.000 habrían sido “gaseados” en Auschwitz. De repente, en 1990 se descubrió que sólo habían sido 1,5 millones los gaseados en Auschwitz, una diferencia de 2,5 millones como si nada y se cambio la cifra en la placa del monumento a las victimas. Pero curiosamente, la cifra mágica de seis millones permaneció, a pesar de que no se encontró cifa alguna que sustituyera a los no fallecidos de Auschwitz. Los caminos de “lo políticamente correcto” tienen sus propias leyes, como es sabido…
Al mismo tiempo, el Director del Museo de Auschwitz, el polaco Dr. Franciszek Piper, anunció que las así llamadas “cámaras de gas” habían sido ¡construidas por los soviéticos después de la guerra!
Pero hay más. La Cruz Roja Internacional, que tuvo acceso a los mismos y los supervisó, informó que habían fallecido únicamente 300.000 personas de las más diversas nacionalidades en los campos alemanes, y por las más diversas causas, incluyendo tifus, vejez y muerte natural. De todos ellos apenas la mitad eran judíos (unos 150.000). La mayoría de ellos fallecieron a causa de las epidemias de tifus desatadas con la destrucción de las infraestructuras alemanas a causa de los bombardeos de destrucción masiva aliados, que causaron muchas víctimas, incluyendo no sólo las de muchos presos, sino también las de enfermeras, médicos y el personal de administración de los campos.
Pero incluso estas muertes eran demasiadas para las autoridades alemanas, fuera por humanidad o porque se les morían los trabajadores necesarios en época de guerra -como se sabe, pertenece al género idiota matar a los obreros que uno necesita-, el 8 de diciembre de 1942, Heinrich Himmler, responsable máximo de todas las instalaciones de prisioneros, hizo llegar a todos los centros de internamiento una orden taxativa, conminando a las autoridades responsables: “El índice de defunciones en los campos debe ser reducida a cualquier costo”.
Fué un milagro. De acuerdo con el “New York Times” del Domingo 4 de Enero de 1987, el celebrado superviviente Elie Wiesel recordó personalmente “el día en que los soviéticos llegaron a Auschwitz”. Pero en otro discurso en el Club de la Prensa Nacional en Washington D.C., reproducido por la Agencia Telegráfica Judía el 11 de abril de 1983, tenía recuerdos totalmente diferentes, puesto que afirmaba que él “era uno de los supervivientes del campo de Dachau, liberado por el ejército norteamericano” el 15 de abril de 1945. Así que se convirtió en el único prisionero de la guerra con la discutible distinción de haber sido liberado dos veces en dos campos diferentes durante la II Guerra Mundial…
No podemos dejarnos en el tintero recordar que el famoso “caza-nazis” Simon Wiesenthal murió serenamente a la edad de 96 años, a pesar de haber sido, según la BBC-News, superviviente (es decir un superman que sobrevive todos los intentos de gaseamiento) de 12 campos de la muerte…
Pd: manded, no vivimos en un país con libertad de expresión?
Si, pero si no me interesa no.